Biografía
Mercedes Bravo
Además del piano, mis más amplias escuelas a lo largo de estos años han sido, por un lado, viajar:
La naturaleza, estar al aire libre, llegar a sitios lejanos y ajenos a la rutina, a ser posible a pie, ensancha el alma; pero lo que de verdad abre la mente es el hecho de sentirse en contextos diferentes e intentar entenderlos, hablar con personas distintas, lejanas en el espacio y a veces en el tiempo, seguir otras costumbres…
Por otra parte, mi amor por la literatura, en especial la poesía, el realismo mágico y la filosofía, que enseñan la delgada línea que hay a veces entre lo racional, lo físico y lo espiritual.
Pero el conocimiento no se queda ahí, como si la cabeza fuera un viejo estante que nadie mira, las ideas son solo los puntos de partida a partir de los que crear.
Creo firmemente en la imaginación. No solo como jardín seguro y fantástico en el que moverse dentro de una misma sino como auténtica fuerza motriz. La imaginación es el primer filtro que puede aplicarse a la realidad, no como distorsión sino como bálsamo o posibilidad, antes de que las cosas cambien.
Casi por instinto escribo y me gusta cada vez más tocar con cantantes, donde se trabaja siempre con los textos. Cuando cojo una partitura nueva, lo que más me gusta es bucear en ella, analizarla, leer sobre la estética de la época o sobre lo que el compositor pudiera tener en la cabeza…después, tratar de conectar todo ello con mi propio imaginario. Esas horas de estudio y reflexión sobre la interpretación son mi parte favorita de la carrera pianística.
Mi propósito con el piano es comunicar. Y quizá por esa obsesión por crear vínculos veo también el potencial conector de la música. Me gusta conectar diferentes obras de arte entre sí y con las ideas que encierran (a veces muy concretas y a veces menos precisas) y hacérselas llegar al público, ayudando así en su comprensión, propagando reflexiones, sembrando diálogo.
Todo puede ser contado de forma estética, de forma distinta, que abra una puerta a un algo y que haga pensar, ahí reside la verdadera belleza.
Mercedes Bravo